Primera vacunación contra la viruela

El 14 de mayo de 1796, al observar el hecho comúnmente conocido de que las lecheras eran generalmente inmunes a la viruela, el Dr. Edward Jenner postuló que el contacto de las lecheras durante el ordeño con el pus de las ampollas de las vacas (conteniendo el virus de la viruela bovina, una enfermedad similar a la viruela, pero mucho menos virulenta) las protegía de la viruela, probó su hipótesis inoculando a James Phipps, el hijo de su jardinero, de 8 años de edad.

Raspó el pus de las ampollas de la viruela en las manos de Sarah Nelmes, una lechera infectada de la viruela vacuna por una vaca llamada Blossom (cuya piel ahora cuelga en la pared de la biblioteca de la escuela de medicina de San Jorge, en Tooting). Phipps fue el decimoséptimo caso descrito en el primer artículo de Jenner sobre vacunación.

Jenner inoculó a Phipps en ambos brazos ese día, lo que le produjo posteriormente fiebre y cierta inquietud, pero ninguna infección grave. Posteriormente, le sometió al procedimiento de variolación, el método habitual de inmunización en ese momento, que en ocasiones suponía contraer la grave enfermedad. No se produjo ningún síntoma. El niño fue más adelante probado de nuevo con material variólico, y de nuevo no mostró ningún signo de infección.

Donald Hopkins señala que: "La contribución principal de Jenner no fue que inoculó a algunas personas con la vacuna, si no que después demostró que eran inmunes a la viruela."

Además, demostró que el pus protector de la viruela vacuna podría inocularse eficazmente de persona a persona, y no solo directamente del ganado.

Probó con éxito su hipótesis sobre otros 23 pacientes adicionales.

Jenner continuó su investigación e informó a la Royal Society, que no publicó el documento inicial. Después de revisiones e investigaciones posteriores, publicó sus hallazgos sobre los 23 casos. Algunas de sus conclusiones eran correctas, algunas erróneas; los métodos microbiológicos y microscópicos modernos harían que sus estudios fueran más fáciles de reproducir. El establecimiento médico deliberó extensamente sobre sus hallazgos antes de aceptarlos. Finalmente, se aceptó la vacunación, y en 1840, el gobierno británico prohibió la variolación de la viruela para inducir la inmunidad y proporcionó la vacunación con vacuna gratuita.

El éxito de su descubrimiento pronto se extendió por Europa y se utilizó en masa en la Corona Española, donde se emprendió La Expedición Balmis, una misión de tres años de duración a las Américas, Filipinas, Macao, y China, dirigida por el doctor Francisco Javier Balmis con el objetivo de inocular a miles de personas la vacuna contra la viruela. La expedición tuvo éxito y Jenner escribió: "No me imagino que los anales de la historia contengan un ejemplo de filantropía tan noble y tan extenso como este". Napoleón Bonaparte, que en ese momento estaba en guerra con Gran Bretaña, hizo vacunar a todas sus tropas, y a petición de Jenner, liberó a los prisioneros de guerra ingleses y les permitió regresar a sus casas. El emperador francés comentó que no podía "negar nada a uno de los más grandes benefactores de la humanidad".

Fuente: Wikipedia.